Ancianos, dependientes, ciudadanos humildes, trabajadores en paro, personas adultas, jóvenes, enfermos crónicos, victimas de injusticias, y tantos más, se ahogan día tras día de tanto apretarles el cuello. Nuestros respetables mandatarios elegidos en cada convocatoria electoral olvidan sus promesas y hasta sus principios tan pronto pisan los despachos del poder. Nuestra clase política ha dejado de tener clase. Razones de sobra nos han dado muchos políticos para alcanzar el desengaño